jueves, 23 de febrero de 2012

De puentes.

Hoy de nuevo escuché esa canción donde Cerati agradece los puentes, entre eso y el Capítulo 93 de Rayuela me puse a pensar sobre estas estructuras que sirven para conectar dos puntos, acortar distancias, solucionar accidentes geográficos y obstáculos físicos.

Según información que recibí de fuentes pertinentes, los puentes tienen su origen en la prehistoria. Posiblemente el primer puente de fue un árbol caído que usó un hombre para conectar las dos orillas de un río. También utilizaron losas de piedra para arroyos pequeños cuando no había árboles cerca. Los siguientes puentes fueron arcos hechos con troncos o tablones y eventualmente con piedras, usando un soporte simple y colocando vigas transversales.


La mayoría de estos primeros puentes eran muy pobremente construidos y raramente soportaban cargas pesadas. Fue esta insuficiencia la que llevó al desarrollo de mejores puentes, en fin, cada vez la modernidad fue ayudando al hombre para hacer estas estructuras más eficientes y seguras. 
A pesar de ser cosas que pueden parecer comunes y triviales, no dejan de sorprenderme. En mi último viaje a la playa por la Autopista del Sol, el único tramo de carretera que recuerdo lúcidamente fueron los gigantescos puentes que anuncian las vacaciones y que siguen produciendo la misma emoción que me daba cuando era niña.
Mis favoritos son los puentes colgantes, me divierte muchísimo brincar sobre ellos y escuchar crujir la madera, me encanta el vértigo de ver para abajo y sentirme segura sobre cada tabla, pero al mismo tiempo me aterra pensar que pasaría si alguna de las partes en su estructura deja de funcionar y yo caigo irremediablemente hacia lo que sea que este debajo.


Recuerdo feliz las veces que crucé caminando el puente de Brooklyn, todas como si fuera la primera, observando con muchísimo cuidado cada detalle, cada persona y el paisaje urbano de mi lugar favorito en este planeta. 

A pesar de que mis conocimientos en ingeniería estructural son francamente limitados ,me ha tocado construir mis propios puentes, como a todo el mundo.  Ahí está la maravilla, lo que más me gusta de los puentes es que no son privilegio de los estudiados, ni están en función de que tengan una utilidad práctica o real, están ahí para que pase lo que sea que tenga que pasar.Y  también es ahí donde radica su dificultad y su riesgo. Maravillosas dualidades.

Los puentes no aparecen de la nada, se construyen, se trabajan y se aseguran. A veces los derrumbes son inminentes. Cortázar dijo que le atormentaba un amor que le sirve de puente porque se sostenía de un solo lado y  Cerati agradece el puente que le permitía cruzar hacia algún lugar.

¿Y yo? Yo no dejo de asombrarme, de mirarlos con vértigo y de cruzar los dedos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario