La historia la cuentan los vencedores, me dijo una vez una maestra,que aparentemente era muy poco docta en las historias de amor no correspondido. Yo pienso y pienso y no se me ocurre ninguna, a menos que, aquel que la cuenta se asuma como vencedor por haber logrado escapar de las garras malignas de ese monstruo llamado desamor.
Las historias de desamor nos las platica el herido, el que tiene la necesidad de hablarnos del dolor que le consume por dentro, de su sufrimiento, de su entrega desmedida por el ser amado que nunca valoro su cariño. Pero como en toda historia, acá también hay dos versiones, la de la victima y el victimario. Conocemos sus versiones, coreamos sus canciones, lloramos con sus historias, y nunca nos enteramos de verdad si la contraparte era esa persona descorazonada que rechazó la felicidad que el otro le ofrecía.
He maldecido por años a una tal Noelle que no tenía el menor interés en un ‘teenage dirtbag’ y que ahora que lo pienso, tampoco estaba enterada de la existencia de este caballero. Sin embargo, el muchacho afirma con certeza que la señorita en cuestión no sabe lo que se está perdiendo con su rechazo. ¿Qué pensará Noelle de su canción?, no sé si la haya conmovido y si sepa que se trata de ella. No nos queda más que imaginarlo porque Noelle nunca tuvo derecho de réplica.
Estoy segura que muchas de las personas a las que les ha tocado el papel de verdugo sentimental, no son esas frías y crueles que escuchamos o ni siquiera son reales, como la Dulcinea, que en realidad se llamaba Aldonza.
A mi me ha tocado ver la otra cara del desamor, esa donde la frase ‘no te quiero como tu quieres’ se queda en las primeras tres palabras a oídos del que no encuentra la respuesta que esperaba. También sé que de ese lado se siente otro tipo de rechazo, el que viene con ‘si no es como yo quiero, entonces no me interesa’.
Cuántas historias hemos dejado de escuchar de personas que al igual que el ‘no correspondido’ están heridas por no poder corresponder, por ver el dolor de un ser querido que sufre y que no hay manera de consolar. Cuántas amistades no se han ido a la quiebra por no saber entender que el cariño existe, sólo que no va en la misma dirección. Cuáles son las razones por las que la persona decide no corresponder, nunca sabemos. El desamor es una calle de doble sentido y es más fea que Avenida Aztecas.
¿Qué les hace pensar que Noelle está condenada al infierno por no saber de la existencia de un muchacho que la ve pasar todos los días en la escuela mientras escucha Iron Maden?
Soportar las consecuencias propias de ser el malo de un cuento que está contado a la mitad, es una situación injusta para Noelle y todas las personas en esa condición. Yo no sé quien le dijo a los dolidos que por sólo hecho de tener el corazón roto son los únicos que sufren o que experimentan un rechazo por la misma situación en sentido contrario.
Yo creo que Noelle se merece derecho de réplica, tal vez así tendríamos más ‘With a little help from my friends’ y menos ‘Cold hard bitch’.